28 octubre 2005


SOCIEDAD CIVIL
Dice Jean Starobinski en un famoso ensayo sobre Rousseau que la Máscara “Es la fantasmagoría que sirve para describir la irrefrenable distancia que desequilibra el ajuste entre el ser y el parecer, el velo que se coló en las conciencias, la corrupción que se manifiesta en forma de espectáculo y que no solo pervierte la naturaleza del hombre, sino que la vuelve irreconocible”. Hoy en Galicia, una sociedad civil muy activa y con un sentido ético altamente desarrollado, propició una actitud que no por normal es menos chocante en estos momentos de máxima homogeneización a la que estamos sometidos por los mandatos sociales y los hilos del poder. Interfiriendo primero, ante una actitud negativa cara a una realidad, y manteniendo vivo en lo cotidiano, un recordatorio al poder, de los deberes que tienen con el pueblo que democráticamente los eligió, no permitiéndoles ejercitar ningún tipo de manipulación, que enmascare el derecho legítimo del ciudadano a ser bien gobernado y tratando de que la verdad resplandezca en toda su magnitud. Como dice Manuel Rivas en su manifiesto contra el silencio “... Emitimos contra a mercadoría perigosa da mentira... E rescataremos a verdade...” Esa verdad esencial, dignificadora, que compartimos todos los seres humanos y que cuando no le ponemos una máscara nos hace libres.