03 diciembre 2005


Hace unos días, (que delicia) tuve la oportunidad de conversar sobre arte a la par que tomábamos un chocolate con churros con un amigo, Javier Victorero, pintor que acaba de exponer en Madrid. En el transcurso de la charla y hablando de nuestras respectivas miradas, surgió Paul Klee, al que siente como un pintor imbuido de poesía y yo como un poeta que pinta, una mera cuestión de semántica seguramente.
Al mismo, lo vemos ambos como uno de los referentes que nos permite ubicarnos en el arte actual.
La pintura de mi amigo, no tengo duda, es poesía.