CREENCIAS
Pienso que nuestras creencias delimitan nuestra personalidad, son una herencia no genética, sino procesual, nos vienen impuestas en nuestro desarrollo y su identificación y racionalización no nos libra de ellas, se adhieren en la zona más profunda del cerebro a nuestros aspectos más matriciales, generando las contradicciones con las que habitualmente tenemos que bregar en la ejecución de nuestros proyectos.

Al conocer los resultados de las elecciones Gallegas me vinieron a la cabeza dos definiciones que están presentes de forma habitual en mi proyecto:
PECIO: Resto de un naufragio; naufragio al que todas las naturalezas estamos abocadas.
MITO: Intento de comprender realidades misteriosas a partir de realidades cotidianas.

Maya Plisetskaya y Tamara Rojo, o cuando la acción poética recorre nuestras naturalezas con su ritmo

SOCIEDAD CIVIL
Dice Jean Starobinski en un famoso ensayo sobre Rousseau que la Máscara “Es la fantasmagoría que sirve para describir la irrefrenable distancia que desequilibra el ajuste entre el ser y el parecer, el velo que se coló en las conciencias, la corrupción que se manifiesta en forma de espectáculo y que no solo pervierte la naturaleza del hombre, sino que la vuelve irreconocible”. Hoy en Galicia, una sociedad civil muy activa y con un sentido ético altamente desarrollado, propició una actitud que no por normal es menos chocante en estos momentos de máxima homogeneización a la que estamos sometidos por los mandatos sociales y los hilos del poder. Interfiriendo primero, ante una actitud negativa cara a una realidad, y manteniendo vivo en lo cotidiano, un recordatorio al poder, de los deberes que tienen con el pueblo que democráticamente los eligió, no permitiéndoles ejercitar ningún tipo de manipulación, que enmascare el derecho legítimo del ciudadano a ser bien gobernado y tratando de que la verdad resplandezca en toda su magnitud. Como dice Manuel Rivas en su manifiesto contra el silencio “... Emitimos contra a mercadoría perigosa da mentira... E rescataremos a verdade...” Esa verdad esencial, dignificadora, que compartimos todos los seres humanos y que cuando no le ponemos una máscara nos hace libres.

Ayer tomé unas copas en un intento de anemiar la conciencia, pensando que en ese estado de percepción me sería fácil alejar a mis fantasmas que me estaban acosando. Logré que me inundase la canción “what now my love” en versión de Frank Sinatra y Aretha Franklin y recordar un articulo que leí hace unos meses, que se titulaba amore. Esta mañana desperté con dolor de cabeza y depresión.