26 febrero 2006

(I)
Últimamente, muchos artistas que utilizan otros materiales diferentes a la pintura, insisten en afirmar, que en el fondo ellos entienden su obra como pintura, parece que existiera un cierto sentido de culpabilidad en utilizar fotografías, luz, collage o lo que sea a la hora de expresarse.

Si esa afirmación estuviera basada en una investigación propia, sería muy de respetar, pero sospecho que simplemente es una moda ante la presentación de una obra que subvierte los cánones establecidos exclusivamente en su aspecto más externo, la forma, mientras la esencia, es decir el fondo, sigue sin trabajarse y las conclusiones, son meros ejercicios de lectura de revistas culturales, en las que los artistas, comisarios, curators y demás fauna artística se copian unos a otros de forma descarada y sin el menor recato.

Es evidente que toda generalización conlleva injusticias, por lo que pido disculpas de antemano a quienes desde su investigación lleguen a una opción propia o ajena y que la denominen como mejor les sirva.

Como no quiero tirar la piedra y esconder la mano, yo entiendo el “arte” como “poesía”, e incluso las obras plásticas las entiendo así, y no estoy hablando de la poética de la obra ni del concepto poético que subyace, sino que cualquier obra que nos disponga en una pre-posición previa al conocimiento, es poesía, pues esta, será el resultado de la conjunción de la memoria, del conocimiento inconsciente y de la realidad colateral subyacente, con independencia de la denominación formal por la que se la conozca (pintura, relatos, instalación, escultura etc.)

Incluso hoy, que el mestizaje hace que las disciplinas, entendiendo este concepto en su sentido más clásico, estén obsoletas, tenemos que pensar no solo en lo que Dick Higgins denomina intermedia, sino que cada vez más, estamos abocados a concebir el “arte”, la “poesía”, como una acción transversal en la que cada parte esta en función del todo, sin importar que o cual es la forma de expresión.

18 febrero 2006


Desde mi atalaya IV

Islamismos
Cristianismos
Capitalismos

Pienso que solo hay una cuestión de fondo, se están enfrentando conceptos teocráticos.
De un lado las teocracias clásicas monoteístas, en la que el Islam en un estadio menos evolucionado que el cristianismo, percibe las situaciones desde una perspectiva más cercana al medioevo.

De otra el propio cristianismo, que pretende aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid para potenciar sus propias reivindicaciones, que le permitan mantener un poder fáctico en aquellos espacios donde avanza la sociedad laica.

Y la nueva concepción teocrática, que ya esta entre nosotros, es decir la teocracia de mercado, sutil en sus manifestaciones (la forma), pero férrea en el carácter económico, (el fondo, que es lo que permite su desarrollo), con su propia doctrina emanada desde la economía de mercado.
Siendo ésta sustentada por los oligopolios, ejerciendo de sumos sacerdotes ocupados en la creación de una sociedad de mercado, a la que se le permiten pequeñas válvulas de escape, que hagan que parezca que algo se mueve, para que todo siga igual.

Una de ellas es el arte y ahí es donde los artistas deben de mantener toda su capacidad crítica para mantener un compromiso ético, que desgraciadamente en muchos casos es de bajo perfil, lo que puede acabar convirtiendo al artista en un aspecto marginal del sistema al que hay que tratar de integrar para no crear mártires.

Mientras, la teocracia de mercado, también llamada capitalismo, aplica los parámetros más simplistas de la antigua religión del Maniqueísmo, o lo que es lo mismo quien no está conmigo que represento “lo bueno” está contra mí.

Que santo teocrito nos coja confesados.
al margen

17 febrero 2006


Desde mi atalaya III

Democracias
Llevo varios días conmocionado con las coyunturas democráticas que se están dando en los diferentes puntos geoestratégicos del planeta, de alguna manera, hay una responsabilidad clara en lo que esta sucediendo, en la dinámica que estableció el imperio.

Oponer a regímenes basados en teocracias, el concepto occidental de democracia es obviar la realidad en función de intereses bastardos, parece absurdo pensar, que nadie vio que la imposición en estos regímenes de una “democracia”, sin pasar previamente por una educación, conlleva de forma inevitable al pucherazo o a que la mayoría tome decisiones, sin que nadie tenga entonces que rasgarse las vestiduras.

Como la riqueza no esta nada repartida entre la sociedad, hay una minoría casi feudal que la posee y una mayoría sin decisión ninguna, en muchos casos ni sobre sus propias vidas, que vive en una situación de extrema pobreza, sufriendo cotidianamente la injusticia.

En las sociedades “más” desarrolladas, los medios de comunicación se ocupan de homogeneizar al pueblo, desde los lobby creados por la propia globalización que potencia esta sociedad de mercado, que no permite pararse a pensar, pervirtiendo el concepto del “bien –estar”, en el de bienestar y logrando que así creamos que dirigimos nuestra vida, cuando la realidad es que no somos tan libres como creemos.

Esto me lleva a pensar en el delicado equilibrio de los sistemas, en lo que se denominó efecto mariposa y que ya sufrimos en el cambio climático, así como en la alianza de civilizaciones de Zapatero y que tanta chanza provoco en el corifeo más reaccionario y que ahora calla cuando el imperio empieza asumirlo.

12 febrero 2006


TRABAJO, JUEGO y ARTE

Introducción:
“El trabajo se justifica para satisfacer con el necesidades autenticas. Si hay necesidades, materiales o inmateriales, pero autenticas, el trabajo aparece sin que lo programen los sindicatos o los gobiernos”.
Esta afirmación aparentemente simple en si misma de Isaac Díaz Pardo (intelectual, polifacético y director del laboratorio de formas de Sargadelos) me sirve de introducción a mi reflexión sobre: Trabajo, Juego y Arte.


Quizá, el trabajo sea el esfuerzo que realiza el ser humano para alcanzar la auto-comprensión y en su concepto mas primigenio contenga el trabajo las dos acepciones de esclavitud y obra, que con el transcurrir del tiempo evolucionan, adquiriendo una independencia conceptual.
Al igual que cuando hablamos del hombre no hablamos solamente de su cuerpo, sino de su contenido, es decir su espíritu, alma o como lo prefiramos denominar.

Como el hecho de ejecutar cualquier obra requiere un esfuerzo, esta seria la parte externa del concepto, entonces solo veremos trabajo “esclavitud” por el contrario si atendemos al contenido veremos trabajo “obra”.

La búsqueda esencial del hombre es alcanzar la sabiduría, abandonar esa dualidad cosmológica en la que estamos inmersos, con un equilibrio en muchas ocasiones inestable y trascender a esa situación primigenia, llamémosla unidad cósmica, antes de reintegrarnos definitivamente al caos.
Es decir una construcción continua, una arquitectura de la propia persona ubicada en el tiempo y en el espacio que le toca vivir.
¿Es entonces el Arte una de las opciones de las que dispone el hombre para propiciar esos cambios?.
¿Pero que es Arte cuando las miradas al mismo son infinitas, al menos tantas como individuos en búsqueda?.

Tengo la firme convicción de que las palabras son un material constante en mi obra y si hago caso a Sol LeWitt, este manifiesta que “El arte conceptual se basa en el examen de la propia naturaleza del arte y que los artistas podían y debían manifestar su propio análisis, pues estos son en si mismos una forma artística tan legitima como la pintura o la escultura” puesto que el concepto tiene preferencia sobre el objeto real.

Siempre dude si el arte era un trabajo o un juego pues a mí me da placer, esta analogía entre Trabajo, Juego y Arte establece constantes puentes entre Arte y Vida generando una pulsión vital, pues el Arte no existe sino es Vida.

Un profesional del Arte no es por que cobra, sino porque profesa, pero profesar es un sentimiento religioso(hay ahí una evolución conceptual).
Los conceptos con el paso del tiempo van sufriendo adherencias que pervierten el significado primigenio del concepto, eje: Patología inicialmente era el estudio de los afectos, ahora es el estudio de las afecciones.

En mi obra ArTe, intento en varias ocasiones subvertir por deconstrucción el significado actual del concepto, tratando de acercarlo mediante la semiología a su estado mas primordial.
Como ejemplo podríamos fijarnos en que yo determino que hay un original virtual y siete originales en papel (hace unos años habría un objeto físico (original) la plancha y varios objetos físicos resultantes (las copias). Pero ahora el “original” solo esta en mi cabeza y en un espacio virtual digitalizado.

Semánticamente, original, es lo perteneciente o relativo al origen, y cuando intento dirigir la mirada al origen esencial, lo que pretendo es trascender.
Luego, por que voy a contemplar los originales desde una perspectiva de mercado que me exige poner en costes y que nos habla de moda, novedad y originalidad.
Cuando yo entiendo que la moda es la miseria de la novedad y esta suele ser el sucedáneo de la originalidad.

Quizá entonces la contemplación, el pasmar, será lo que nos permita la superación de esta tricotomía entre Trabajo, Juego y Arte.

Y si atendemos al concepto Trabajo desde su condición dual (esclavitud y obra) en su núcleo mas profundo, el que nos da satisfacción interna, estaríamos en condiciones de afirmar que:

¡EL JUEGO ES UN TRABAJO MUY SERIO!

Por que el juego es una vía hacia el conocimiento, exactamente igual que el Arte

01 febrero 2006

arabesque nº1

rhapsody in blues


Como muchos domingos, desperté con la música de piano de la vecina de arriba que practicaba.
La chica toca bien y resulta agradable desperezarse con los clásicos. Sin embargo hoy me sorprendió con lo que se podría llamar un clásico del siglo XX, al que, al estar en ese estado crepuscular del duerme vela, no pude identificar con exactitud.
La música estaba según mi criterio cercana a Georges Gershwin, aunque no era de el. A este compositor siempre lo relacioné con el Jazz “culto” de principios de siglo, entendiendo por eso, no el tradicional y popular de New Orleáns que tiene toda la fuerza de lo espontáneo, sino con la música más elaborada, compuesta para una orquesta sinfónica (Jazz Sinfónico) pero que mantiene integras todas las características del Jazz. El Scat, el swing, los blues, el bop, el cool y por supuesto el free jazz.
Respetando por encima de cualquier cosa la pujanza y frescura del sentimiento, el alma y la vida, distintivo de los inicios del estilo, a diferencia de las posteriores evoluciones al Jazz clásico y Europeo, mucho más intelectual y frío.
Pues bien, no se porque asociación de ideas, casi seguro que cronológicas, me encontré dándole vueltas al Art-Nouveau.
Estilo que se coló de rondon en mis intereses ejerciendo sobre mí una atracción importante, posiblemente por su relativamente fácil identificación, su desarrollo en unos momentos históricos muy delimitados, su suavidad de formas, su imposición en la sociedad y la posibilidad de encontrarlo en cualquier ciudad, o por que al tenerlo tan cercano en el tiempo, existen muchas probabilidades de tropezarte con el en cualquier objeto de uso cotidiano.
Sea cual sea la asociación de ideas, descubrí que esa música que me encantaba, para mi estaba unida indisolublemente al modernismo, siendo otra manifestación artística del mismo movimiento cultural, la obra en cuestión era “Arabesque Nº 1” de Debussy y aun recuerdo el impacto que la misma me ejerció, a pesar de haber estudiado música, cuando la escuche “conscientemente” por primera vez, en la cafetería Atalaya, en los jardines de Mendez Nuñez, en una ciudad como A Coruña plagada de Modernismo.