A propósito de Curators; Comisarios y otras faunas
Realmente hay profesionales, que no solo cobran por lo que hacen, sino que profesan, en el sentido más religioso (religare, volver a unir aquello que estaba separado) del concepto profesar, aquello que realizan.
Buenos profesionales, que sin perder de vista el momento actual, saben que es lo que tienen entre manos y tratan de no ser ellos los artistas, dando como los buenos entrenadores el protagonismo principal a sus naturales depositarios, en este caso los creadores.
Viene esto a cuento, por que en el proceloso mundo del arte, como en otras acciones de la vida, no todo vale.
Hay dos personajes dentro de la inmensa nomina de comisarios que pulula por el mundo del arte que me resultan especialmente cercanos, precisamente por estar atentos a lo que pasa a su alrededor y presentarlo de forma asequible.
Esto requiere una dosis importante de sencillez, honestidad y profesionalidad, esta ultima en todas sus acepciones. Gloria Moure, me cautivó durante su etapa en el CGAC, aunque reconociéndole sus errores, su actuación en ese tiempo y en ese lugar la tengo por modélica, en cuanto a Vicente Todolí, a la sazón se ocupaba del IVAM haciendo del centro un lugar de referencia para los incipientes espacios dedicados al arte actual que comenzaban a desarrollarse en un mundo del arte en España en el que cualquier cosa que se separase de la pintura, aun estaba anatemizada y no tenía eco inmediato.
Hay comisarios con criterios claros, incluso desde la asintonía, con las dificultades que ello conlleva y que saben llevar sus propuestas adelante desde la conciencia de estar prestando un servicio a la comunidad.
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